Gastón Dick O.
"TAMBIÉN POTOSÍ TUVO TRANVÍAS ELÉCTRICOS"
Potosí de Ayer y de Hoy (La Paz), 10 de Noviembre de 1983

[excerpts:]

Para muchos de Uds. será una novedad muy grata saber que en Potosí hubo tranvías eléctricos hace ya muchos años. 68 exactamente. El primero que me habló de ellos fue don Alfredo Fagalde quien estaba muy niño cuando los vio a diario y los usó para ir, cono sus padres, a la Estación del Ferrocarril, "Eran grandes, enormes . . . tal vez como las flotas de ahora . . . ¿o es que así me parecían por estar chico yo aquellos años?, me dijo él. Su "revelación" me entusiasmó tanto que me propuse hablar del asunto con unos y con otros para obtener más datos y poder escribir este artículo que ahora presento a Uds. debidamente respaldado por "los chicos del novecientos diecisiete", ellos me confirmaron la existencia de un servicio de tranvías eléctricos instalado por don Donato Dalence, padre del gran potosino Wálter Dalence quien fue declarado un día: "Hijo Predilecto de Potosí".

Pero no solamente hablé con los chicos del novecientos diecisiete que ahora tienen muchos abriles encima. Mi trabajo de investigación –permítanme llamarla así– me llevó a la casa de doña Lidia Dalence de Vaca Gusmán, hija menor de Don Donato. Ella me proporcionó más información y me facilitó la fotografía que ilustra esta nota y que fue tomada frente a su casa en la entonces nueva avenida Villazón . . . [long description of street]

INTELECTUAL Y HOMBRE DE NEGOCIOS
Al hablar de los tranvías que corrieron las calles de nuestra querida ciudad, entre 1915 y fines de 1917 aproximadamente, se hace necesario mencionar al hombre que fue el organizador de la sociedad que instaló ese servicio de transporte urbano con propósitos comerciales muy amplios que no pudieron cumplirse sino en una pequeña parte por las razones que se verán más adelante. Ese homobre fue don Donato M. Dalence.

El Dr. Dalence, una de las personalidades más respetadas a comienzos de siglo, fue un servidor muy efectivo de nuestra tierra en su condición de Munícipe elegido varias veces por el pueblo. Fue también presidente del Honorable Concejo Municipal, diputado por Potosí en 1910 y "escritor de nota", como solía decirse corrientemente aquellos años; el hizo traer de EE.UU. la hermosa estatua de la Libertad que ahora vemos adornando la Plaza 10 de Noviembre; también cedió terrenos de su propiedad para la apertura de las avenidas Villazón y Serrudo. . . El personaje de quien estamos hablando no solamente era un intelectual y un político de prestigio; también era un hombre de negocios que tuvo mucho éxito económico . . .

INSTALACIÓN DE LOS TRANVÍAS
Volvamos al tema central. Habiendo viajado a La Paz, el Dr. Dalence conoció casualmente en el hotel Paris al ingeniero norteamericano Georges Roo [= George Rowe] quien, junto a otros técnicos, habia instalado en esa ciudad los tranvías que se estrenaron en 1909 en ocasión del centenario del 16 de Julio. Le preguntó entonces si en una ciudad como Potosí, de calles angostas y con muchas "subidas y bajadas", tendría éxito un servicio público con ese clase de vehículos. El ingeniero Roo le manifestó que era posible y entonces don Donado, que desde que se inauguró la luz eléctrica en la Villa Imperial tenía metida en la cabeza la idea de llevar tranvías a nuestra tierra, entusiasmado invitó al gringo a visitar la Villa Imperial para hacer, en el terreno, un estudio serio en base al cual se tomaría la decisión final. Y así, don Donado, hombre que actuaba sobre la marcha y sin perder tiempo, se llevó al ingeniero a Potosí y en el viaje le dio mayores detalles de su ambicioso plan: construir una línea de tranvías desde la falda del Cerro Rico hasta Miraflores, al que la mayoría de la gente iba a pie por no tener coches ni caballos. Otro propósito comercial del Dr. Dalence era usar esa línea para trasladar hasta la Estación de Ferrocarril la producción de las innumerables minas particulares. De manera que, servicio de pasajeros y de carga con tranvías y carros metaleros, en reemplazo de las carretas y de los "cachuchos", era lo que se proponía este señor que, según los vecinos de la Villa Imperial, era muy trabajador.

SE HACE REALIDAD
Como no son muchos ni muy claros los datos que obtuve sobre la formación de la Sociedad que bajo la gerencia del Dr. Dalence instaló el servicio de tranvías eléctricos marca Westinghouse, no puedo decir gran cosa al respecto en esta revista que pretende reunir todas las informaciones verídicas sobre los más salientes acontecimientos del pasado. Bástenos saber, por el momento, que el ingeniero Roo entusiasmó al Dr. Dalence diciéndole que las calles angostas y el volumen de los vehículos a traer no serían ningún obstáculo y que todo saldría bien. En base a esto y a un proyecto presentado, se formó una sociedad pues la inversión que debía hacerse era grande. Pocos meses después se iniciaba la colocación de los postes a fin de que sostengan los cablos eléctricos con los cuales haría contacto el troley del tranvía. Y simultáneamente se hicieron los trabajos de tendido de rieles y se construyó la Usina con la participación de la Empresa de Luz y Fuerza "Vladislavic y Cía". Era 1915.

PRIMEROS ACCIDENTES
El trabajo del Ing. Roo no fue muy bueno que digamos. Al poco tiempo de inaugurado el servicio se produjeron por lo menos dos accidentes que los chicos de esa época, hoy respetables caballeros, recuerdan muy bien. El primero occurió un día en la esquina Bolívar al dar la vuelta para ir por la calle Oruro. El segundo en la esquina de San Agustín. En ambos casos, las paredes sobre las que quedó apoyado el enorme tranvía evitaron que se volcara completamente. Estos accidentes, aunque leves, hicieron que la gente desconfiara un poco de la seguridad que debían ofrecer. Y por un tiempo disminuyó la cantidad de usuarios.

RUA, PASEOS Y . . . CANILLAS
Inaugurado el ferrocarril en Mayo de 1912, las costumbres de los potosinos empezaron a cambiar un poco. . . Las noches en que llegaba y salía tren, el tranvía partía repleto de gente desde la Plaza 10 de Noviembre y hacia este recorrido: iba por la calle Quijarro, al llegar a San Agustín doblaba a la izquierda, bajaba dos cuadras la Bolívar, "torcía" a la derecha para ir por la calle Oruro, después pasaba por el tambo de Emeterio Yujra, luego por el Cementerio de San Bernardo (Teatro Cuarto Centenario en 1983), después doblaba a la derecha, luego bajaba por los grandes canchones de Uribe (Universidad Tomás Frías) y, finalmente, descendía por la nueva avenida Villazón deteniéndose a la altura de lo que hoy son los depósitos del Banco Minero . . .

PRIMERA Y SEGUNDA CLASE
. . . El tranvía de Potosí tenía Primera y Segunda Clase. El coche separado y abierto que está acoplado al que se ve en la fotografía que ilustra este artículo, era la Segunda Clase. Y algo extraordinario en aquellos tiempos: la persona encargada de cobrar los boletos era una mujer, se llamaba María Gallo. Como podría imaginarse, el trabajo de esta señorita no era bien visto y provocaba muchos comentarios ya que, como bien se sabe, hasta principios de siglo no era corriente que una dama trabajara en otra cosa que no fuera en labores de casa . . .

INCENDIO DE LA USINA
Comentada hasta ahora es la rivalidad existente, hace más de sesenta años, entre liberales y republicanos. Y también el hecho de que los más distinguidos caballeros de aquellos tiempos viejos se agarraban a bastonazos a causa de sus divergencias políticas. La Plaza 6 de Agosto, con su hermosa Arquería demolida desgraciadamente en 1930, es testigo de esas batallas ya que allí se colocaban las mesas con las ánforas en los días de elecciones municipales nacionales. Se dice –no está probado– que los enemigos políticos de don Donato incendiaron la Usina que generaba energía eléctrica para los dos tranvías. La noche que se incendió esa Usina situada en la que hoy es avenida Litoral, se dijo eso y en los siguientes días se insistió en la acusación citando el antecedente de que, contínuamente, se tenía que retirar las piedras que manos misteriosas –¿políticas acaso?– colocaban sobre los rieles para obstaculizar su recorrido. Pero el siniestro pudo también tener otras causas así que hay que dejar constancia de que nada definitivo se estableció en las investigaciones que se hicieron sobre este acontecimiento que ocasionó una fuerte pérdida económica y que, prácticamente, determinó la muerte de este servicio púlblico que pudo ser útil por muchos años más. De haber obtenido éxito esta primera parte del proyecto de don Donato, seguramente se hubiera extendido la línea hasta Miraflores para beneficio del pueblo.

TRANVÍAS A MULAS
Privados de alimentarse con energía eléctrica debido al incendio de la Usina, los dos enormes tranvías verdes marca Westinghouse, tuvieron que ser retirados de la circulación al fracasar los intentos de moverlos a sangre animal por calles tan difíciles como son las de Potosí. Pero, pasados unos meses, o algo menos, los dos acoplados que habitualmente iban con los tranvías propiamente dichos, haciendo la sección Segunda, volvieron a hacer el servicio pero esta vez tirados por dos fuertes mulas; en días de fiestas importantes, estos animales eran reemplazados por dos elegantes caballos cafés. El nuevo tranvía bajaba velozmente hasta la Estación con su carga humana compuesta, por lo general, por bulliciosos chicos entre los cuales ha debido estar alguno que hoy es un señor serio que anda diciendo a sus nietos: "Yo siempre me portaba bien en público". Al regreso de la Estación, "el pobre tranvía subía lentamente porque las mulas no podían con tanto peso. Y así por las calles potosinas, un nuevo tipo de vehículo público –corriente también en otras ciudades– empezó a hacer familiar su presencia sin provocar sonrisas ni mayores comentarios. Pero coo todo cambia, como nada dura eternamente, un día de Diciembre de 1917, llegó el fin para estos tranvías a motor de sangre. Su presencia en la ciudad era ya un estorbo para los muchos vehículos a gasolina de las marcas Ford y Buick que estaban en circulación y que, si sus conductores hubieran requerido, podían recorrer a la velocidad de 30 kms. por hora, una velocidad que en ese tiempo era impresionante.

SE PIDE QUITAR OBSTÁCULOS
En las ediciones del periódico LOS TIEMPOS, de los días 29 de Junio de 1916 y 1° de Julio del mismo año, hay dos breves notas con referencia a los tranvías de Potosí. En la primera se pide que se quiten los rieles y los postes "visto el fracaso de los tranvías eléctricos". Y en la segunda se aclara –posiblemente ante quejas de don Donato– que el reclamo hecho se refiere a los postes y no a los rieles. Pero veamos íntegramente esas dos notas periodísticas: "ESOS RIELES Y ESOS POSTES" titula El Tiempo y dice: "Nos parece muy oportuna la indicación que hace nuestro colega La Patria, sobre la conveniencia de quitar esos obstáculos que impiden el cómodo y libre tráfico en las calles. Hay rieles y postes para un tranvía que no existe ya. Creemos pues que, visto el fracaso definitivo de la empresa de tranvías eléctricos, el Honorable Consejo Municipal debe obligar, a quien corresponda, quitar esos obstáculos de la vía pública y arreglar convenientemente las calles dejándolas en el estado en que estaban antes de la colocación de rieles, postes, cables etc." Dos días después, el 18 de Julio de 1916, El Tiempo registra esta pequeña nota aclaratoria con el título de "RIELES Y TRANVÍAS": "En nuestra edición de ayer –expresa– nos referimos a los postes del troley que obstaculizan las aceras de la Plaza y no a los rieles por donde se hace el tráfico de tranvía con motor a sangre".

CONFIRMADO
Con la transcripción de lo anterior, queda confirmado pues que en Potosí hubo primero tranvIas eléctricos y después, como consequencia del incendio de la Usina, "tranvías con motor a sangre", es decir, tirados por mulas. Por el corto tiempo que estuvieran prestando servicio estas dos clases de transporte urbano, algunos de los pocos potosinos que quedan de aquel tiempo no pueden dar mayores informaciones. Por otra parte ellos estaban tan chicos entonces que resulta lógico que no sepan cuándo comenzaron y cuándo dejaron de recorrer las calles de nuestra Villa Imperial esos tranvías.

 

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